viernes, 20 de noviembre de 2015

.....y llega el Miércoles Santo.

….. y llega el Miércoles Santo
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                Cada vez que el ángel de mis recuerdos me pone frente a frente  con las Sagradas Imágenes del Cristo de la Misericordia y María de la Soledad en cualquier calle de Baza, vuelvo a sentir el inefable candor de una lejana madrugada bastetana, cuando Jesús me iba abriendo con el arado de su Cruz, los surcos más profundos de mi alma, y su Santísima Madre me conducía, a través de su Soledad, por los angostos caminos terrenales.
Porque fue allí, en mi Baza donde aprendí a ser vuestro nazareno, y es por eso que cada Semana Santa volvéis a herirme en la memoria con la sombra  de vuestra Misericordia y Soledad cuando os contemplo en aquella imagen de mis sueños, penitente por las estrechas cañadas de mi vida.
……..y los recuerdos de este bastetano se agolpan en su corazón, sucediéndose al lento son de los tambores y cornetas.
Qué pena, Madre de la Soledad, que tristeza mi Señor de la Misericordia, cuando algún año no puedo estar a vuestro lado, en la tarde noche del Miércoles Santo.
Recuerdo cuando Paquita, mi hacendosa madre hizo mi primer hábito de penitente. No sería ni el primero ni el último. Cuando crecía renovaba mi vestuario y, el siguiente de mis hermanos, mi Miguel, me “heredaba”……y Paco, el tercero, seguía la cadena.
En mi casa, existía un baúl en el que toda la familia guardaba sus hábitos, y días antes de la procesión de la Soledad, una tropa de primos y amigos pasaban a recoger sus enseres, y otros, a ver si Paquita les proporcionaba alguno de los que quedaban sin adjudicar.
Con qué orgullo cruzábamos los tres hermanos la Plaza Mayor, bajo la paternal protección de nuestro padre, Diego el de las Contribuciones. Con nuestras capas al viento, bien repeinados, y los capuchones al brazo, girábamos por la esquina de D. Emilio Castellano (de reojo mirábamos su escaparate repleto de “medias noches” y “brazos de gitano”) para entrar por el Arco de la Magdalena presurosos y “volando” hacia la sede religiosa de la Cofradía de nuestros amores.
En la Merced……..bueno, era nuestra segunda casa desde días antes del comienzo de la Novena. Se iniciaba con el rezo del Santo Rosario; en mis recuerdos el sermón y el canto de los Dolores de la Virgen. Entre los extraordinarios oradores que ocuparon el púlpito, casi siempre pertenecientes a la Orden Franciscana, el padre Pedro, de Orihuela. Su voz profunda a atemperada, locuaz y poético, nos narraba la Pasión de Cristo con tal maestría que nos transportaba y hacía vivir los distintos pasajes de su vida con emotiva devoción. Los Dolores de la Virgen, interpretados por el coro y orquesta de D. José Bermad, sonaban a gloria. De la garganta del tenor solista Eusebio Caparrós, surgían desde el coro, los verso dedicados al sufrimiento de nuestra Excelsa Madre la Santísima Virgen de la Soledad, con matices de piropos envueltos en el perfume del incienso.
Durante muchos años ejerció como vestidor de la Virgen un hombre. Flaco él, de nariz aguileña y escaso pelo, usaba gafas con cristales redondos y patillas de alambre que ajustaba a sus orejas con dos movimientos sincronizados de sus manos; gran cocinero y excelente persona, los P.P. Franciscanos del Convento de la Merced lo querían por su humanidad y buena disposición para con la comunidad religiosa; tenía una peculiar forma de andar: siempre dando pasos cortos, unas veces a ritmo lento, y otras, cuando le urgía, con inusitada rapidez; era una personaje muy popular en Baza. Aquel hombre se llamaba Rogelio Meca Aragón. Vivía en la calle de la Alhóndiga frente a la antigua posada, junto con sus hermanas, solteras como él, que regentaban una tienda de compra, venta y tinte de lanas.

Pues bien, Rogelio., el tío Rogelio como nosotros familiarmente le llamábamos por ser primo segundo de mi padre, era un portento de delicadeza que demostraba al preparar a la Virgen para sus salidas procesionales. Sabía conjugar el estilo salzillesco de la Sagrada Imagen con las distintas prendas de su modesto ajuar. A la mantilla blanca que cubría su cabeza le hacía graciosos pliegues que realzaban, aún más, los delicados rasgos de su hermosa y afligida faz. Los alfileres que utilizaba para este menester eran como pequeñas estrellas que sujetaban el encaje que enmarcaba esa mirada hacia el cielo implorando a Dios Padre por su Hijo en la Cruz y por nosotros sus pecadores hijos.


La Stma. Virgen de la Soledad vestida por Rogelio Meca Aragón. (Foto Caparrós).

sábado, 27 de junio de 2009

Homenaje A Esteban Serrano Camanforte







































Baza, 26 de junio de 2009.
Los Costaleros y Costaleras de la Stma. Virgen de la Soledad, ofrecieron a Esteban Camanforte Serrano, en el transcurso de una emotiva cena, un merecido homenaje de reconocimiento por su trayectoria como Capataz, durante 22 años.

Antonio Vallejo Caparrós, inicio “a los postres”, la presentación del acto como Costalero más antiguo de las Cuadrillas.

Esteban, había presentado con anterioridad su dimisión, por motivos personales, a la Junta de Gobierno de la Cofradía, y nuestro Hermano Mayor, Ricardo Sánchez Yeste, le agradeció con estas palabras su permanente disposición y buen hacer como Cofrade, Directivo y Capataz:

“En 1987, cuando me nombraron Hermano Mayor de la Cofradía de la Soledad, entre con un nuevo proyecto, y uno de los temas era transformar los tronos de ruedas a costaleros y Horquilleros. Nos pusimos en marcha con los tronos pero necesitábamos costaleros y Horquilleros. Me entero que huy un tal Esteban que trabajaba en el Ayuntamiento y que entiende del tema y que se lo quieren llevar a Santiago, para su Cofradía. Me puse en contacto con él y le propusimos el proyecto de que queremos formar una cuadrilla de costaleros y de que él fuera el Capataz, y aceptó. Desde ese momento se puso la maquinaria en marcha y se crearon dos cuadrillas de costaleros, y hace tres años que se creó la Cuadrilla de Costaleras. Esteban ha estado al frente con su equipo de Contraguías y Capataces.
Pero todas las personas tenemos una meta en la vida y hace un mes y medio me dijo que su meta como Capataz había llegado y presentó la dimisión porque quería dar paso a otros.
Quiero que sepáis que Esteban en el tiempo que ha estado de Directivo y Capataz ha sido para mí y para toda la Directiva un gran amigo, un gran compañero, un gran cofrade y un estupendo Capataz. Muchas gracias, Esteban”.

A continuación los Costaleros y Costaleras le entregaron como recuerdo, una preciosa fotografía de la Stma. Virgen de la Soledad, que al recibirla, Esteban la besó lleno de emoción y amor por Ella, y a su esposa un ramo de flores.

Esteban agradeció, con unas improvisadas pero no por menos sentidas palabras, a todos los presentes su asistencia y dijo que no se iba, que la Cofradía siempre podría contar con su colaboración y apoyo.

A continuación, Antonio Vallejo proyectó un reportaje fotográfico de las Cuadrillas de Costaleros y Costaleras que en el transcurso de 22 años, habían estado dirigidas por Esteban.

Como cierre de esta breve crónica, quiero expresarle mi personal reconocimiento, con la transcripción de este poema, que ofrecí a los Capataces de la Soledad, en la persona de Esteban Camanforte Serrano, en el VI Pregón de Costaleros y Horquilleros 2008:

“Costaleras y Costaleros de mi Soledad, que sana envidia de dais.

Quien tuviera unos años menos para tener el honor de estas junto a vosotros en la tarde noche de un Miércoles Santo.

Como me gustaría cargar sobre mis hombros a mi Señora.

Dejadme un hueco en vuestra cuadrilla, dejadme un sitio en las trabajaderas o por lo menos decidme que sentís cuando a “paso de tambor” o a “paso de compás”, lleváis con primor, con destreza, con sabiduría....con amor, a nuestra Virgen Guapa.

Esteban:
Un clavel va rozando
y muy cerca se arrima
¡ y le besa sus manos ¡
¡ y le besa la mantilla!
¡y hasta le besa la cara!
y es que la Virgen lo mira
¡ y es que la virgen le habla!
y le habla de su Hijo
¡ El Hijo de sus entrañas!
¡ que va clavao en esa cruz!
Para redimir a las almas.”

Domingo Sánchez Vallejo
Fotografías: dosanva

domingo, 14 de junio de 2009

Cofradía de la Soledad. Baza (Granada): Corpus Christi 2009.

Cofradía de la Soledad. Baza (Granada): Corpus Christi 2009.

Corpus Christi 2009.

















La Cofradía del Stmo. Cristo de la Misericordia, María Stma. de la Soledad y Cristo Resucitado, instala en la plaza Mayor, un monumento eucarístico, en la festividad del Corpus Christi 2009.
Fotografías: dosanva.

martes, 24 de marzo de 2009

VII Pregón de Costaleros y Horquilleros 2009







VII Pregón de los Horquilleros y Costaleros de la Cofradía de la Soledad

Presentación:

Dios te salve Stma. Virgen de la Piedad, llena eres de gracia, Madre protectora de este tu pueblo bastetano. Sea para Ti mi primer saludo.

· Sr. Consiliario de la Cofradía del Stmo. Cristo de la Misericordia, María Stma. de la Soledad y Jesús Resucitado.

. Sra. Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Baza.
· Presidente y miembros de la Federación de Cofradías de Baza.
· Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de la Stma. Virgen de la Piedad.
· Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Cofradía de la Soledad.
· Autoridades religiosas y civiles.
· Cofrades, Horquilleros, Costaleras y Costaleros.
· Queridos bastetanos.

Ricardo….el año pasado me hicisteis uno de los mejores regalos que a lo largo ya de mis muchos años de vida, he recibido: el de ser Pregonero de nuestra Cofradía.

Volvéis en el día de hoy a darme otra satisfacción… presentar a mi entrañable amigo Joaquín Jiménez García, como VII Pregonero de los Horquilleros, Costaleras y Costaleros de esta penitente Cofradía de nuestros amores.

Joaquín, tuve el honor de ser alumno de tu recordado padre, D. Esteban Jiménez Montoya, al que por fin rendimos un merecido homenaje en estos días, y aunque en aquellos años con quien más andaba era con tu hermano Esteban, en el Instituto y en el “tontódromo” de la plaza Mayor, en “busca y captura” de nuestros primeros amores, Ana Mary y Rosi, y a ti te conocía desde nuestra infancia, ha sido en el trascurso de estos diez últimos años, cuando más nos hemos relacionado y afirmada nuestra profunda, inquebrantable y sincera amistad.

Joaquín nació en nuestra ciudad el 26 de enero de 1949, fruto del matrimonio formado por D. Esteban Jiménez Montoya y Dª Ángeles García Montoya, completando “la media docena” de hijos, junto con Mari, Josefina, Piedad, Esteban y Ángeles, (entonces no había televisión….ni falta que hacía).

Después de cursar sus estudios de enseñanza primaria en el Colegio Público de “Los Solares” y el Bachillerato en el Instituto “José de Mora”, entra en el taller de su padre y maestro, aprendiendo las técnicas del dibujo artístico y técnico, ebanistería, carpintería artística, talla, dorado, policromado y restauración.

Su ya dilatada obra artística es de sobra conocida, y yo quiero aquí y hoy destacar la que para mí, la que sobresale ante todas:

Su familia.

Hay “periñán”…(como coloquialmente solemos decir los bastetanos)…que buen ojo tuviste al elegir como compañera a María Dolores, y el “salero” con el que trajisteis al mundo a vuestro hijos Joaquín, Jesús, Juan y María.

Esta para mi es vuestra mejor obra…..vuestra familia.

Y destacar de Joaquín , su delicadeza, su afán de superación, tu amor por la obra bien hecha, su prestancia y señorío, su sensibilidad, su honestidad, en definitiva su humanidad.

Conocedor como pocos de la vida cotidiana de nuestra Cofradía, es el momento de cederle esta tribuna para escuchar a su corazón, hoy de pregonero.

Joaquín, tienes la palabra.

Muchas gracias.

Domingo Sánchez Vallejo.
Baza, 21 de marzo de 2009

miércoles, 19 de noviembre de 2008

VI Pregón del Costalero y Horquillero. 2008.










Sea para ti, Santísima Virgen de la Piedad, Madre y protectora de estas mis amadas tierras bastetanas y de estas mis gentes más queridas, mi primer saludo.

Cuando María la Virgen
llevaba al Niño a la fuente,
cuatro luceros nacían
como rocío en la frente.

Con sólo mirar el agua
qué firmemente surgía,
cuatro estrellas se bañaban
en la fuente cada día.
Con los ojos de su Madre
qué orgulloso estaba el Niño,
Jesús miraba a la fuente
la Madre miraba al Hijo.

Y entre la Madre y el Hijo
cuatro luceros sembraban
cada mañana en la fuente
que el firmamento, de Baza, alumbraban.

El arma más poderosa que pueda tener el ser humano, es sin lugar a dudas, la palabra.

Esa misma arma que el Hijo de Dios utilizó antes sus enemigos. Palabras transformadas en calificativos, en adjetivos, en expresiones verbales dirigidos, en este caso, a la “Reina de Baza”, a Nuestra Señora la Stma. Virgen de la Piedad Coronada.

Palabras que marcan y establecen el devenir de un suspiro, la fuerza de un grito de emoción, o tal vez, el esfuerzo de sus horquilleros, que cada 8 de septiembre, se convierten en los pasos de la Reina Bastetana, para procesionar por las calles de su ciudad:

Emperatriz de los cielos:

Ella nos abre con su mirada las puertas de la gran corte celestial, para dibujar sobre la inmensidad de una nube, sobre la fortaleza del rezo de una salve, el mejor de los posibles encuentros con los seres queridos que su Hijo llamó y que se encuentran cada mañana en los primeros rayos de sol.

Sea este el momento, en que este humilde pregonero te pida Madre mía por
todos y cada uno de nuestros difuntos seres queridos, por nuestras hermanas y hermanos cofrades que dejaron de estar con nosotros, para ocupar un lugar al lado del Padre Eterno.

Abogada:

Nuestra “Piedaica” tiene el poder de convertirse en la mejor abogada de los que ante las tentaciones sociales, cometemos el delito de olvidar nuestras obligaciones religiosas. Cometemos el delito de mirar hacia el otro lado, sin pensar que María, reflejada aquí en la Virgen de la Piedad, estuvo a los pies de la Cruz del Hijo amado. Es abogada defensora de los que no creían, de los que creen, de todos nosotros pecadores.

Abogada nuestra ante el Padre Celestial. Cuantas veces, a través de los tiempos, ha acompañado a mujeres y hombres de estas cada día más secas y áridas tierras nuestras, en rogativa al Padre, de agua para nuestros sedientos campos.

Piadosa:

Complicado es dar la definición correcta de la palabra piedad. Puede, y es, un hermoso nombre de mujer. Puede, y es, un bellísimo nombre de amor. O quizás de amistad.

La Patrona de Baza, está llena de una piedad que “emborracha” a todos los que escribimos su nombre. Nombre que ni siquiera la fuerza de los vientos transformados en la hipocresía, envidia, celos o traiciones humanas puede borrar.

Piadosa la Madre de Dios, que está entre nosotros.

Piadosa es esta Alcaldesa Perpetua, que mira con optimismo el futuro de sus hijos. De esos hijos a los que Ella protege y mira con amor.

Piadosa, esa es la palabra que bautiza su presencia. Esa es, no podría ser otra, la hermosa palabra que ponga punto y final, a este breve y particular diccionario, para gritar, una y mil veces:


¡¡ Viva la Virgen de la Piedad¡¡



Con la venia de mi Señora:

· Iltmo. Sr. Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Baza.
· Reverendo Padre Javier.
· Autoridades Civiles.
· Presidente y miembros de la Junta de Gobierno de la Federación de Cofradías y Hermandades de Baza.
· Hermano Mayor de la Cofradía de la Stma. Virgen de la Piedad Coronada.
· Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Cofradía del Stmo. Cristo de la Misericordia, María Stma. de la Soledad y Cristo Resucitado.
· Camarera Mayor de la Stma Virgen de la Soledad.
· Representantes de las Cofradías y Hermandades bastetanas.
· Cofrades, Camareras, costaleras, costaleros, horquilleras y
horquilleros.
· Querida familia. Diego, Alejandro, Mar, Alba y Paula un beso para vosotros.
· Amigos incondicionales de Lorca: Ginés, María, Mayka y Mario.
· Amigas y amigos de Baza.


Gracias a Rafael por sus palabras de presentación ante ustedes y por ese cariñoso perfil que ha trazado sobre mi vida. Palabras abrumadoras para mí de tan cordiales, y que le agradezco desde lo más noble de mi corazón.

Fue al mediodía del 18 de septiembre del pasado año.

Rosi y yo nos encontrábamos en el momento en que sonó el timbre del teléfono, comiendo una suculenta “lata” de patatas asadas al horno, al estilo de las que antaño dieron tanta fama a aquella entrañable taberna conocida como el Bar “Papa”.

Al otro lado del hilo telefónico, nuestro querido amigo y Hermano Mayor, Ricardo Sánchez y Yéste, por parte de madre. Tras los saludos habituales me comunicó el acuerdo adoptado por la Junta de Gobierno, que tan magistralmente preside, por el cual se me invitaba a pronunciar el “VI Pregón del Costalero y Horquillero” de la Cofradía de mis amores.

Al oír tal noticia noté como un ligero sudor brotaba “de súbito” por mi frente; la emoción me embargó y ni un solo segundo dudé en aceptar la propuesta que Ricardo me trasladaba.

Nadie mejor que yo sabe de la humildad de mi inteligencia, de mis escasas
virtudes y de mis pocos méritos. Por eso sabía que iba a cometer un fraude, que no era digno del honor que se me otorgaba y de lo difícil que iba a ser cumplir con tal
misión; pero yo quería en mi egoísmo humano, tener una ocasión de devolver a mis hermanas y hermanos en el Stmo. Cristo de la Misericordia, María Stma. en su Soledad y de Jesucristo Resucitado, los muchos afectos que les debo; quería darles
lo único que podía a quienes tanto me dieron: mi corazón, y eso es lo que os traigo.

Es un corazón bastetano, que nació en la calle de la Trinidad, lindera a la placeta de la Cascada, corazón que nació de familia humilde y cristiana, un corazón que en su niñez ya portaba con orgullo y devoción ese otro corazón, orlado por corona de espinas, que campa en el emblema de nuestra Cofradía.

Ya han pasado 41 años desde que un 6 de diciembre contrajera matrimonio, tras 9 años de novios, y ante la Stma. Virgen de la Piedad, con una moza bastetana.

Se dice muy pronto, pero he pasado más de medio siglo junto a Rosi, una mujer menuda ella de cuerpo, una “pimientilla” como cariñosamente la calificaba mi padre por activa e inquieta. No es de una belleza física destacada, pero si una mujer “resultona”, como de ella decía mi madre.

Creo que es el momento oportuno para simplemente decirte, gracias Rosi por ser como eres.

Y aquí me tenéis esta tarde de “febrerillo el loco” con vosotros, no por mis merecimientos y mis valías, sino por el cielo que así dispuso las cosas y conjuró y concertó en mi beneficio a los amigos, a todos mis amigos que quieren, que aman, que admiran y sienten lo mismo que yo.

Esperad de mí, de este sencillo pregonero, no una original pieza de oratoria
ciceroniana clásica, plena de facundia elegante y refinada, no una demostración acentuada e intensa de profundos conocimientos literarios, sino un conjunto de palabras que solo muy de lejos van a conseguir expresar con un mínimo de acierto
y habilidad lo que siente este corazón por esta Cofradía, las cosas que le inspiran el
importante quehacer sacrificado de las mujeres, hombres y jóvenes, de los que siento sana envidia, que integran nuestras cuadrillas de costaleros y horquilleros, en su inigualable, meritoria y honorífica labor de portar a nuestras Sagradas Imágenes en sus estaciones de penitencia y gloria.

Yo no soy nadie relevante en la vida de Baza, tampoco tengo grandes méritos profesionales, ni siquiera tengo un papel destacado en la Semana Santa bastetana.

Quizás mi único bagaje es que fui cofrade desde el mismo día 14 de diciembre de 1949, recién cumplidos los 7 años, en que se formó la primera Junta de Gobierno que relevaba a la Comisión Organizadora, presidida desde el año 1946, por D. Rafael Montesinos Alcázar.

En esa primera Junta militaron tres familiares a los que siempre tuve un gran cariño y admiración.

Como Hermano Mayor tenía a mi tío Miguel, de carácter afable, bonachón, amigo de sus amigos, dialogante, pulcro en el vestir y que años más tarde, por confiado y “buena gente”, tuvo que dejar a su querida Baza y trasladarse a vivir a la capital.

Como Vicesecretario a mi tío materno, Antonio Vallejo Martínez.

Que os voy a decir de él aquellos que le conocisteis. Pero para los que no tuvieron esa oportunidad, mirar a su hijo Antonio, hoy nuestro Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades. Por el hijo conoceréis al padre, casi “calcaos”.

Note enfades Antonio, pero ante tu padre.....”chapó”.

Y a Rogelio Meca Sánchez, primo hermano mi padre, Diego Mínguez el de
las Contribuciones, al cual le adjudicaron el cargo de Albaceas.

De su mano me inicié como monaguillo de este sagrado Convento franciscano. Con igual o mayor destreza y delicadeza que bobinaba un motor eléctrico en el taller mecánico de su hermano Agustín, con una inusitada y sencilla elegancia, vestía a la Virgen de la Soledad para las novenas y salidas penitenciales
y, entre mis recuerdos, la preciosa Cruz de Mayo que plantó, con la ayuda de otros cofrades, en el patio de la oficina de Contribuciones, sita en aquellos años en la calle de las Monjas, frente a la panadería de los Doblas.

Tuve la suerte, junto con mis hermanos Miguel y Paco, de acompañar a nuestro Resucitado, en su primera procesión.

Miguel y yo vestíamos para la ocasión, la clásica túnica de nuestra cofradía y Paquito estrenó la primera blanca túnica que salió de las primorosas manos de Paquita Vallejo, mi señora madre.

Y de aquellos años vienen a mi mente infinidad de recuerdos, de entrañables escenas y vivencias, y sobre todo de personas, de cofrades conocidos de los que aprendí a querer y valorar esta manifestación de fe popular, que conocemos como Semana Santa.

Como por ejemplo de aquel grupo de amigos y hermanos que casi a diario echaban la “raya” en la legendaria taberna de Ibarra, situada en la calle Tenerías, conocida popularmente como el callejón de Ibarra, regentada por el padre de nuestro amigo Manolo, al que aprovecho para desearle una pronta y total recuperación junto a su amada esposa Mari Carmen y sus hijos.

Allí hablaban, entre otros temas, de la Cofradía, de iniciativas y proyectos, de mil cosas relacionadas con la Semana Santa, mientras degustaban un buen vino, garbanzos “torraos”, bacalao, habas, buenos chorizos y morcillas de Baza.

Mi padre me inculcó que les diera el tratamiento de tíos entre otros a Víctor Navarro Ulises, pastelero afincado en la plaza Mayor; a Luis “el Largo” de profesión carpintero, que era con mucho el penitente más alto de la Cofradía; a Luis el de “los abonos”, muy temeroso de las tormentas, que cuando veía el primer
relámpago, cerraba su almacén de abonos sito en la carretera de Caniles, frente a las destilerías de D. José del Pino y corría a su casa para meterse debajo de la cama; a Rogelio Meca al que anteriormente cité; a Julián Segura “el herrero” cuyo taller lo conocí frente a la ”Curva” y algunos más que recuerdo pero que omito consciente de que el tiempo nos apremia.

Entre ellos hasta formaron un equipo de fútbol. En una ocasión fueron a Granada a jugar un partido montados en una camioneta marca “Ford”, que la llamaban “Periquito”, propiedad de Agustín Meca. Perdieron por 21 a 0.

Otro año montaron con gran éxito de público, una caseta popular, con ocasión de la Feria de Baza, para recaudar dinero para la Cofradía, en el antiguo patio del taller mecánico “Meca”, de la carretera de Granada, frente a los Juzgados. Recuerdo que la vocalista de la orquesta cantaba aquel pasodoble que decía:

Sombrero, hay mi sombrero,
Cuando te llevo a los toros,
Sombrero, hay mi sombrero,
Sombrero de mi querer.

Mas tarde formé parte de ese grupo numerosísimo de bastetanos mal llamados “ausentes”, sin más.

Mal usado este término para mí porque a los bastetanos que, por una u otra razón, nos vemos obligados a dejar nuestra tierra, nunca la sentimos “ausente”, físicamente sí, pero en lo fundamental, emotivamente, quizás la tengamos igual o más presente que los que tienen la dicha de permanentemente gozar de ella.

Y para mí esas ausencias físicas se veían agudizadas cada Miércoles Santo, cuando por mis obligaciones profesionales o la distancia, no podía acudir a mi cita con mi Soledad....con mi Cristo.

Muchas lágrimas de alegría y emoción derramé a la puerta de este Convento, al contemplar la salida de nuestras Sagradas Imágenes para hacer su estación de penitencia, pero el año que por primera vez vi a mi Cristo de la Misericordia y a mi Soledad, portados por sus respectivas cuadrillas de Horquilleros y Costaleros, se me cayeron los “palos del andamio”.

En su sobrio y elegante trono, realizado por otra de las familias señeras de nuestra Cofradía, los hijos de mi gran maestro D. Esteban Jiménez Montoya, al que
debemos, y desde aquí lanzo el reto, un merecido reconocimiento a su persona y a su obra artística, aparece en la placeta de la Merced, ante la vista de propios y extraños, despacito, en silencio, majestuoso, impresionante, portado por su incansable, su única cuadrilla de Horquilleros, el Stmo. Cristo hecho Misericordia.

Hermanos Horquilleros vestidos de negra túnica que anuncia el luto de vuestros corazones por el cruel sacrificio al que fue sometido el Hijo de Dios, podéis sentiros orgullosos de ser los pasos de Jesús por las calles bastetanas.

Con qué amor, con qué delicadeza y trabajada fuerza lo alzáis a “pulso” a los
cielos y lo mantenéis sobre nosotros.

A Vos corriendo voy, brazos sagrados,
en la Cruz sacrosanta descubiertos,
que para recibirme estáis abiertos,
y para no castigarme estáis clavados.

A Vos, divinos ojos eclipsados,
de tanta sangre y lágrimas cubiertos,
que para perdonarme estáis despiertos
y para no confundirme estáis cerrados.

A Vos, clavados pies para no huirme;
a Vos, cabeza baja, por llamarme;
a Vos, clavos preciosos quiero atarme
con ligadura dulce, estable, firme.
La madera ya no es ahora madera, es muerte. Vemos al hombre colgado de la Cruz, recorremos entre lágrimas sus venas, sus tendones en tensión, sus costillas, sus músculos maltratados. Sentimos el dolor de sus manos y pies llagados, y nos escuece como propia la llaga de su costado.

Nuestra luz se ha apagado. El camino seguro que seguíamos, es ahora un erial pedregoso. La flor generosa que nos insuflaba fuerza, está marchita. Toda la fe que en Él habíamos puesto, parece derramarse en su sangre.....

Ese es el desaliento de los que tienen enfermedades, de los que son azotados por catástrofes naturales, de los que son perseguidos, asesinados o sufren maltratos de género, de los hambrientos, de los condenados, de los desesperados......

Alegraos, porque grande será la recompensa que recibiréis en el cielo.

Y así le decía un Horquillero:


Será por ese vacío
fúnebre de tus párpados.
Será porque mueres joven
con apariencia de anciano.

Será porque con lo negro
se siente el mundo angustiado.
O tal vez porque esa muerte
rehuye cualquier milagro.

O será por lo que pienso
cuando miro tu costado
que mi ser quiere seguirte
y mis pies darte de lado......

Será porque tú lo quieres
por lo que siempre te clamo:
ponme tu cruz en la frente
-ceniza sobre pecado-
como una nueva cuaresma
que me despierte en tus brazos,
Oh, Cristo del Calvario.

Costaleras y Costaleros de mi Soledad, que sana envidia de dais.

Quien tuviera unos años menos para tener el honor de estas junto a vosotros en la tarde noche de un Miércoles Santo.

Como me gustaría cargar sobre mis hombros a mi Señora.

Dejadme un hueco en vuestra cuadrilla, dejadme un sitio en las trabajaderas o por lo menos decidme que sentís cuando a “paso de tambor” o a “paso de compás”, lleváis con primor, con destreza, con sabiduría....con amor, a nuestra Virgen Guapa.

Esteban:
Un clavel va rozando
y muy cerca se arrima
¡ y le besa sus manos ¡
¡ y le besa la mantilla!
¡y hasta le besa la cara!
y es que la Virgen lo mira
¡ y es que la virgen le habla!
y le habla de su Hijo
¡ El Hijo de sus entrañas!
¡ que va clavao en esa cruz!
Para redimir a las almas.


Tras un camino entorchado de luto y fuego María Stma. en la Soledad de su
dolor, abandona su clausura para llorar junto a su pueblo.

¡ Mujer de la más honda soledad,
huérfana de Hijo,
como un árbol despojado en abril, núbil !

Madre en la soledad,
Madre en la muerte, para darnos vida con la vida del Hijo arrebatada,
Madre en la noche del mayor silencio,
a tientas el andar del corazón y la palabra humilde sin respuesta,
como una pregunta en el desierto frío.

¡ Sin respuesta de nadie, sola en tu Soledad !
Más sola que la Muerte que muere para dar vida,
renacida en tu gozo, como una golondrina liberada,
con el llanto caído como la cera de los cirios,
la soledad del mundo camina a tu paso lento
bordando las calles del pueblo triste.

¡ Te llamamos todos muchas veces,
desde esta nuestra soledad tan sola, María de la Soledad !

Y te encuentras por primera vez con tu Hijo en la más concurrida de las encrucijadas de las calles de la antigua Basti.

Alamillos, plaza de San Francisco, el Carril y calle Agua.
En este punto....

¡ Horquilleros! , Cristo quiere esperar a su Madre.

Y Ella baja...
con solemnidad desciende,
Costaleros y Horquilleros,
ponerlos frente a frente,
para que las lágrimas de la Madre
limpien de sangre su frente.

¡ Que no se alborote el aire !
¡ que la brisa sea serena !
lo mismo que su mirada
en la noche pura y bella.

¡ Que no le falten plegarias !
¡ Que no le falten saetas !

¡ Ya vas por calle Alamillos
con tu pena y tu dolor,
con tu mirada serena,
vas derramando amor ¡

¡ Hazte fuerte Capataz !
¡ no te emociones, sereno !
¡ pisa firme Costalero ¡
¡ al cielo con El, Horquillero !
Que la Virgen va llorando
pero vosotros ¡ le dais consuelo !

Y los Pasos se van elevando
¡ y ya muy cerquita del cielo... !
¡ los ángeles se asoman !
para tenderles un pañuelo,
en nombre de los que los portáis,
con tanto amor y esmero.

La Virgen llega ante su Hijo quedando una frente al otro; no hay palabras para decir, un rostro desolado y triste es surcado por unas lágrimas de amor y dolor infinitos; otro rostro sucio y ensangrentado, de labios secos que son rastrojos, resecos y amoratados.

Paquita que observa desde el muro del Carril, o desde la Gloria del Padre Eterno el encuentro, llora acongojada al escuchar una saeta que surca la noche bastetana.

Y llegan a la calle Ancha. Estrecha de tal manera que vuestros pasos, Costaleras, Costaleros y Horquilleros, han de ser templados, moderados, mesurados, para eludir los desafiantes salientes de los balcones.

Mide bien Javier, que mi Cristo no se dañe, que ya bastante va sufriendo Él.

Que gran soneto te escribió, oh Cristo Crucificado, aquel poeta anónimo del siglo XVI,


No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme al verte
clavado en esa cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

María de la Soledad....tus Costaleras descansan para, una vez más, tomar el relevo en las trabajaderas. Pero en esta calle Ancha, mientras se ciñen la faja y beben un poco de agua, una e ellas, que por primera vez, sobre sus hombros te lleva, te dice:

¡ Eres una rosa azul !
¡ Como es color de tu manto !
¡ Eres la gasa y el tul !
que al mirarte, yo me planto,
¡ y es, porque me llamas Tú !.

Y es que saber, no se sabe,
¡ Si camina o se detiene !
y la gente sorprendida
en una confusión solemne,
¡ que no sabe por qué !
¡ si camina o se detiene !.

¡ Ardor de cera en el aire !
¡ Ardor de cera en la brisa !
una copla hecha Saeta,
y un eco hecho sonrisa.

¡ Se abren balcones y ventanas !
¡ pétalos de rosa caen
en tu manto y por delante de Tu cara,
queriendo mitigar con su perfume,
el dolor y la Soledad de su alma.

Y ya en la madrugada de esos Miércoles Santos, tras más de cinco horas de procesión, físicamente cansados, pero henchidos de orgullo y renovado amor, llega la “recogida”, la culminación de nuestro acto de penitencia.

Los pasos vuelven al templo, y la Virgen de la Soledad vuelve a llorar a su Convento. ¡ Que tristes se sienten Esteban, Javier, Costaleras, Costaleros, Horquilleros, Penitentes y todos los que esperamos dentro !

Sudor y lágrimas en vuestros rostros, y en la última “levantá”, se escucha una femenina voz entonando una saeta, la saeta de siempre, la de todos los años, la que una fervorosa cofrade siempre le dedica, de la garganta de Emilia sale con desgarro, con emoción, con amor, con pasión inusitada......

¿Quién me presta una
escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Y aquella otra que así dice:

Virgen de la Soledad,
no tengas pena ninguna
que tu Hijo resucita,
entre las doce y la una.

Cuando el domingo de Resurrección abre sus puertas de par en par dejando tras de sí las oscuras puertas de los tristes Miércoles y Viernes Santos, el fuego se convierte en vida, en luz de Cristo, y saltando de mano en mano limpia las tinieblas del templo conventual y de nuestras almas.

Las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Al llegar vieron que la piedra del sepulcro había sido quitada. Miraron y no encontraron el cuerpo de Jesús. Un joven de ropas brillantes les dijo: “No os asustéis, buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado. Por qué buscáis entre los muertos al que vive. No está aquí, ha resucitado”.

Resurrección es futuro y esperanza. Es la única razón de la Semana Santa. Sin ella todo sería una trágica representación. Lo dice San Pablo: “vana sería nuestra fe”. El núcleo central del mensaje cristiano está ahí presente: la muerte de
Cristo nos trae la vida.

Resurrección es fuerza y esperanza.

¿Que mejores portadores, que esta juventud nuestra, para Jesús Resucitado?

Sois lo más importante de esta Cofradía nuestra, porque representáis la inocencia, el futuro, la sabia nueva que da sentido y vida a esta ya más que cincuentenaria congregación.

Túnica negra por túnica blanca, ese es el simbolismo de la Pasión de Cristo. Tinieblas por luz. Miedo por esperanza.

Hierve la Plaza Mayor
de bullicio en la mañana,
en el reloj de la iglesia
suenan 12 campanadas.

El Resucitado llega
con su manto de escarlata,
entre jóvenes que lucen
de flores, llenas las varas.

Cohetes por todas partes
se funden en una traca,
la torre de la Colegiata
pregona con sus campanas:

¡ Ha resucitado Cristo !
¡ Primavera y Esperanza !


Éste es el día de la esperanza universal, el día en que en torno al Resucitado, se unen y se asocian todos los sufrimientos humanos, las desilusiones, las humillaciones, las cruces, la dignidad humana violada, la vida humana no respetada.
En la Resurrección la vocación cristiana descubre su misión: acercarla a todos los hombres.

El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. Por esta razón los cristianos con gran júbilo celebramos este día la Misa Pascual del Domingo de Resurrección.

“ En este día de tu triunfo sobre la muerte, que la humanidad encuentre en ti, Señor, la valentía de oponerse de manera solidaria a tantos males que nos afligen”, clamó el jefe de la iglesia católica. (S.S. Juan Pablo II, 2004).

Y este pregonero concluye aquí con la misión encomendada.

A los actos litúrgicos y procesiones de esta Cofradía, de la que torpemente os he hablado, es a lo que en nombre de su Junta de Gobierno os invito y os convoco, rogándoos antes a manera de los antiguos autores, que sepáis disculpar los innumerables yerros, licencias y omisiones en que haya pordido incurrir este humilde en sí, pero orgulloso por lo que representa, pregonero.


¿Estáis preparados Horquilleros?
¿Estáis puestos Costaleros?
¿Puedo llamar cuando quiera?
Ni un minuto más de espera…..

¡A ésta es!

He dicho.

Domingo Sánchez Vallejo.